Cinco beneficios que obtienen los niños que practican Baloncesto
- Mejora la resistencia metabólica
El baloncesto, como cualquier deporte de alta intensidad, demanda un gran gasto energético y metabólico. Los ataques, las carreras, los saltos y el movimiento constante les exigen a los niños un sobreesfuerzo físico que contribuye a mejorar su resistencia. Como resultado, este entrenamiento a intervalos estimula su capacidad aeróbica, fortalece sus pulmones y aumenta su nivel de energía y resistencia metabólica. También es una práctica excelente para potenciar la resistencia cardiovascular y regular la circulación sanguínea y la presión arterial en los niños.
- Desarrolla el control muscular
La capacidad para controlar los músculos y cada parte del cuerpo se desarrolla de forma natural a medida que el niño crece y va ganando en autocontrol. No obstante, diferentes estudios han demostrado que la práctica de baloncesto contribuye a que los pequeños ganen control muscular, fortalezcan sus músculos y mejoren la planificación de las secuencias de movimientos. De hecho, es un deporte ideal para mejorar el equilibrio en los pequeños y estimular su agilidad, sobre todo debido a las respuestas de bloqueo, pase, salto y carrera.
- Agudiza la coordinación y el balance corporal
Al igual que la mayoría de los deportes de equipo, el baloncesto requiere una gran coordinación del torso superior, así como entre todas las partes del cuerpo y entre los ojos y las manos. Realizar los pases, ejecutar las capturas, correr evadiendo a los contrarios y encestar son destrezas que requieren una buena dosis de planificación, precisión y una reacción rápida. Además, caminar hacia atrás prestándole atención a los otros jugadores y correr mientras se ejecuta el goteo del balón son ejercicios complejos que resultan muy útiles para estimular la conciencia corporal y la coordinación entre las distintas partes del cuerpo.
- Estimula la agilidad funcional, física y cognitiva
El baloncesto es un deporte que demanda gran agilidad para mover los pies y responder con rapidez ante los cambios de dirección e impulso. Por eso, los niños que practican baloncesto desarrollan destrezas físicas y cognitivas que les permiten esquivar a los contrarios, planificar jugadas agresivas y moverse en la cancha con habilidad. Además, suelen tener una gran capacidad para responder con rapidez, una ventaja que estimula su creatividad, pensamiento abstracto y concreto, a la vez que les permite solucionar problemas con mayor rapidez que sus coetáneos.
- Fomenta las habilidades sociales
El baloncesto es un deporte en grupo en el que es crucial la disciplina y la comunicación verbal y no verbal con el resto de los jugadores. De hecho, practicar baloncesto desde edades tempranas les enseña a los niños a trabajar en equipo, crear vínculos con los demás, estar atento a los otros y responder en consecuencia. De esta manera, aprenden a trabajar junto a otros pequeños por un objetivo común, desarrollan la empatía, su capacidad para lidiar con la frustración, mejoran el autocontrol emocional y acrecientan sus habilidades comunicativas.